
Por Diana Egoavil;
Columnista de la sección de “Innovación Financiera” en el área de Finanzas de The Key.
Cuando se habla de transformación digital, lo primero que se viene a la mente es este gran fenómeno de digitalización, que afecta de lleno al ecosistema donde nos encontramos y, de manera muy especial, al sistema financiero, básicamente porque la sociedad se ha adaptado fácilmente y de manera acelerada a las nuevas tecnologías, y espera vivir una experiencia similar en todos los ámbitos de su vida, incluida en la educación financiera.
Los servicios financieros han sido uno de los grandes beneficiados con los avances de la tecnología, tales como facilidad de acceso a cuentas bancarias, opciones de elección instantánea, vinculación entre servicios, acceso rápido a productos bancarios, entre otros, pero esto también trae nuevos riesgos, (fraudes en línea, fugas de datos, ciberdelitos, etc.).
Es por eso que, con toda esta situación, aparece la siguiente paradoja: Que el uso de la nueva tecnología promueve la reducción de la falta de interés en conocer a fondo lo que realmente significa estar en contacto diariamente con el fenómeno de digitalización.
La transformación digital ha implicado disrupción para las entidades bancarias. Unas de las mayores transformaciones digitales que ha sufrido el sistema bancario han sido con las tecnologías de blockchain e inteligencia artificial. Blockchain es una tecnología que ofrece como beneficio una alternativa de pago rápido y sin fraudes, donde se pueden hacer transacciones económicas seguras frente a posibles fraudes o manipulaciones, y esto se debe a que usan encriptación y codificación. Además, no solamente sirve para realizar transacciones, sino que también para almacenar, mantener registro y generar un historial de documentos que han sido transferidos a través de esta herramienta de digitalización. Respecto a la inteligencia artificial, es una tecnología basada en algoritmos que automatizan ciertos procesos que complementan algunas tareas humanas, como por ejemplo: reconocimiento de palabras en un contexto, reconocimiento de voz, entre otros.
Todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tendencias tecnológicas hacen que éstas tengan una relación directa con lo que es la educación financiera y, como consecuencia, se llegue a la inclusión financiera universal. Al estar nosotros, los usuarios que usamos los servicios financieros en nuestro día a día, en un ecosistema constante de innovación, se genera la necesidad de que tengamos que contar con ciertas mínimas competencias digitales, las cuales pueden ver en la siguiente gráfica:
Gráfica 1: Competencias digitales básicas a adquirir y desarrollar por los ciudadanos

Fuente: Presentaciones hechas en el encuentro “EduFin Summit 2019: Digitalización y educación financiera, una nueva era para crear oportunidades” del Centro para la Educación y Capacidades Financieras del banco BBVA.
Después de haber analizado la relación que hay entre transformación digital y educación financiera, vamos a revisar cómo la toma de decisiones financieras de las familias se ha visto de alguna manera afectada. Las aplicaciones tecnológicas en su mayoría acortan el recorrido o facilitan la toma decisiones de manera automática. Sin embargo, es importante mencionar que esto no altera la naturaleza del proceso de adopción de decisiones financieras. Evidentemente, el usuario debe de analizar todas las posibles implicancias, como los factores críticos de riesgo y seguridad cibernética.
El poder de la innovación tecnológica, hablando particularmente de la digitalización, es un beneficio para la sociedad. Y el desarrollo de nuevas tecnologías siempre debe de tener al humano al centro, como el principal agente decisor para la adopción de nuevas herramientas digitales.
Dicho eso, según el Centro para la Educación y Capacidades Financieras del BBVA (2019), el proceso de digitalización crea la necesidad de agregar los siguientes puntos en la materia de educación financiera:
- Los que afectan a los propios contenidos ya existentes en esta materia, entre los que han de incluirse los nuevos operadores, los nuevos canales y servicios financieros digitales, así como los aspectos regulatorios básicos.
- El papel de la protección a los usuarios de servicios financieros digitales.
- La identificación de los riesgos potenciales asociados al nuevo entorno.
- La atención a los sesgos de comportamiento que pueden verse potenciados por la forma de operar en el entorno digital.
- El manejo de dispositivos auxiliares para la cuantificación de resultados de operaciones.
- La utilización de herramientas digitales como vehículo de transmisión de conocimientos.
Finalmente, a manera de conclusión, tenemos que dentro de la transformación digital, hablando específicamente de la digitalización, ésta presenta un carácter multidisciplinario para la educación financiera. Además, la digitalización ofrece grandes oportunidades para la actualización de las materias financieras. Y, si bien es cierto que la digitalización modifica la forma en que se dan las transacciones, ésta no modifica la esencia del proceso de adopción de decisiones financieras, por lo tanto, tampoco altera el enfoque metodológico de los programas de educación financiera que se estén llevando ni los que se llevarán para generar la ansiada inclusión financiera universal.
Bibliografía
1) Centro para la Educación y Capacidades Financieras del banco BBVA (2019). Comentarios y presentaciones hechas en el encuentro “EduFin Summit 2019: Digitalización y educación financiera, una nueva era para crear oportunidades” llevado a cabo en Madrid (España) en julio de ese año.
Imagen de cabecera: unsplash.com